miércoles, 22 de diciembre de 2010

El Real Madrid y el Bernabeu disfrutan de un ragalo prenavideño.

El Real Madrid dejó virtualmente sellado su pase a cuartos de final de la Copa del Rey tras aplastar en el Bernabéu a un Levante que planteó el partido pensando en la Liga. Lo pagó muy caro ante un Madrid que no perdonó ninguna de las concesiones defensivas de su rival, y que volvió a mostrarse letal a la contra. Benzema y Cristiano, con sendos tripletes, pusieron cara a la pegada de los blancos, liderados desde la sala de máquinas por un centro del campo de toque, con Xabi y Granero. Tras el regusto amargo del partido ante el Sevilla, el Bernabéu disfrutó de un dulce prenavideño.



La pregunta del millón de euros -de los 35 millones de euros, en realidad- tiene que ver con Benzema. ¿Cuál es el verdadero Karim? ¿El delantero asociativo y con amplio repertorio rematador que se vio ante el Auxerre, ante el Levante? ¿O el delantero abúlico que apenas da señales de vida durante partidos enteros?
De la respuesta a esta pregunta puede depender gran parte del futuro del Madrid, al menos a medio plazo. Benzema no sólo puede hacer la paz entre Mourinho y Valdano. Puede ser el fichaje. El otro fichaje. En diferido, como el de Kaká, pero en este Madrid no sobran manos. Y mirar atrás sirve de bien poco.
Si Benzema es la promesa, Ronaldo es la realidad. Es, como diría Toshack, el pan y la mantequilla de este Real Madrid. Sus críticos recordarán, otra vez -y sin que por ello les falte razón- que con el Madrid no marca en partidos grandes. Pero marca en todos los del resto de tamaños. En todos. Para el madridista sensible no es recomendable hacer el ejercicio de restar los goles de Cristiano a los números del equipo esta temporada. O desde que el portugués juega en el Madrid.
Dicho lo cual, tampoco conviene al Madrid solazarse en el destrozo causado a un Levante que rotó sin disimulo a medio equipo. Luis García lo apuesta todo por la Liga, y los cambios fueron especialmente dañinos para su defensa, que dio facilidades en muchos de los goles blancos. Para empezar (y casi para acabar), en todos los de la primera parte.
Aparte de los detalles de Benzema, del hambre de Ronaldo y de la efervescencia de Di María, el Madrid dejó un detalle táctico interesante. Mourinho jugó con un doble pivote más técnico que físico, formado por Xabi y Granero. No tenía a Ramos ni a Khedira, pero pudo haber optado por Diarra, o haber improvisado un ‘2’ para dejar a Lass en el centro. No lo hizo. El tiempo dirá si ese nuevo perfil del mediocampo blanco es parche o alternativa.

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